El regalo de Dios que espera la familia Sánchez Maldonado: Que regrese Alit David
El pequeño está desaparecido desde el pasado 28 de octubre.
En la casa de la familia Sánchez Maldonado no hay luces navideñas ni arbolito ni pesebre. La alegría de la Navidad aún no ha llegado a este hogar porque falta uno de sus miembros: el pequeño Alit David, desaparecido en extrañas circunstancias el pasado 28 de octubre en el corregimiento de Minca, zona rural de Santa Marta.
Desde ese domingo, Alit Darío Sánchez y Karen Maldonado, padres del niño, y Jeferson, Yernei y Katia, sus tres hermanos de 16, 14 y 12 años respectivamente, se han aferrado a Dios y todas las noches asisten a la iglesia de Minca para rezar el rosario y escuchar la misa.
Tienen fe en que les devuelvan a Alit David sano y salvo para poder celebrar la Navidad y festejarle su segundo cumpleaños, el próximo 27 de diciembre, tal como lo tenían planeado.
“Vamos a seguir aferrados a Dios y a la iglesia. Esta Navidad no tenemos planeado nada ni va a ser igual, vamos a estar rezando mucho para que donde esté pueda disfrutar su Navidad y rogarle a Dios que regrese. Sería el mejor regalo que Dios nos podría hacer como padres, como familia, para poder festejarle su cumpleaños, que es la fecha más especial, aparte del 24 y 25 de diciembre”, dice Alit Darío, padre del niño.
El pasado 7 de diciembre, Día de las Velitas, fue muy triste para la familia. Karen Maldonado confiesa que ese día no pudo contener las lágrimas en la iglesia porque su hijo menor sigue desaparecido.
“Ojalá Dios permita que mi hijo esté antes del 24 con nosotros, que esas personas que lo tengan se les ablande el corazón y nos lo traigan de regreso a donde pertenece Alit David, que es a nuestro hogar con sus papás y sus hermanitos”, dice Karen.
Ella fue la última que vio al niño el día que se perdió. Eran las 9:30 de la mañana y estaba lavando ropa en el patio de la casa, que comparten hace dos años con una tía suya, una prima y tres hijos de ella. Acababa de bañar a Alit David y el pequeño le pidió que lo llevara adentro para jugar con uno de sus primitos.
“Él me dijo ‘mamita, balón’, quería ir a jugar con un primito y lo llevé a la sala. Le dije espérame aquí que ya yo vengo a cambiarte porque el niño estaba desnudo. Regresé al patio, eché la ropa en la lavadora, saqué la que estaba en la secadora y me dirigí hacia adelante para tender la ropa. De ahí se ve claro dónde están las escaleras para salir. Después que tendí la ropa entré a buscarlo y no lo encontré”, recuerda Karen.
Pensó que su hijo mayor se había llevado a Alit David para el campo de fútbol, donde estaba su marido organizando un campeonato de adultos, pero cuando llegó allá tampoco estaba. Ella y su esposo salieron a buscarlo por todo el pueblo, pero nadie daba razón sobre el paradero del niño.
La tía, la prima y los tres sobrinos de Karen estaban dentro de la casa cuando desapareció Alit David, pero aseguran que no vieron ni escucharon nada.
Los domingos es común que lleguen muchos visitantes a Minca, ya sea para pasar el día en el pueblo o seguir su camino hacia otros lugares turísticos de la Sierra Nevada como Pozo Azul y Cerro Kennedy.
La casa de los Sánchez Maldonado está ubicada a un costado de la carretera que conduce hacia la parte alta de la Sierra Nevada, por donde a diario transitan carros, motocicletas y personas a pie. Cualquiera pudo llevarse al niño.
No creen que haya caído al río
Las dos primeras semanas de la desaparición de Alit David, las autoridades y los organismos de socorro concentraron las labores de búsqueda en el río Minca, desde el pueblo hasta su desembocadura, porque una de las hipótesis que manejaron es que el niño pudo caer al afluente que está a menos de 200 metros de la casa.
Sin embargo, Alit Darío siempre ha creído que esa posibilidad es poco probable. Primero porque el niño nunca bajaba solo al río, además el camino para llegar desde la casa es escarpado para que pudiera hacerlo sin ayuda, y si así hubiese sido ya habrían encontrado su cuerpo. Pero hasta la fecha no hay ni la más mínima pista sobre su paradero.
“Estoy seguro como padre en un 95% que el niño no cayó al río, sino que lo sacaron de la casa. Para dónde, quién, cómo, no se sabe (…) Yo quisiera saber pero no hay una pista, un indicio, nadie vio nada, nada dice nada. El niño desapareció de una forma misteriosa y hasta el momento ni las mismas autoridades nos han dado un reporte de qué pudo haber pasado”, dice el padre del niño.
Los familiares de Alit David, la comunidad, el Gaula de la Policía y el Ejército también lo buscaron en las veredas aledañas a Minca, el corregimiento de Bonda, Ciénaga y Santa Marta, pero no hallaron nada.
“Es infructuoso salir a hacer una búsqueda en la que no sabes para dónde vas a tirar, cuando tienes una pista es más fácil buscar. Decidimos no seguir aventurándonos porque tenemos otros niños por quienes velar y que Dios nos muestre lo que tenemos que hacer para no dejar caer nuestro ánimo, nuestra fe y esperanza, que sea el mismo Dios que nos dé la luz para volver a encontrar al niño”, dijo Alit Darío, quien es oriundo de Montería, Córdoba, pero hace 12 años reside en Minca.
Durante una década se desempeñó como enfermero en el puesto de salud de Minca, pero un mes antes de la desaparición de su hijo dejó de trabajar allí para hacerlo como chef en restaurantes del pueblo. Los meses de octubre y noviembre, con el fin de ahorrar para poder irse a pasar la Navidad y Fin de Año con el resto de su familia en Montería. “Este plan se nos frustró”, afirmó.
A mediados de noviembre se suspendió la búsqueda en terreno y las autoridades les dicen que continúan con la investigación, pero hasta ahora no hay ninguna información sobre el paradero del niño.
Alit Darío cuestiona que si en la búsqueda de su hijo se hubiera hecho el despliegue operativo y de inteligencia que con el secuestro del niño Cristo José, hijo del alcalde de El Carmen, Norte de Santander, que tuvo al frente al mismo Presidente Iván Duque y fue rescatado a los siete días, ya se tuvieran resultados.
“Si los niños desaparecidos en la Sierra Nevada fueran familiares de políticos la inteligencia estuviera trabajando así no tuvieran pistas, mirando qué podían encontrar. Pero desafortunadamente son niños de personas que no tienen capacidad económica ni poder político que es el que maneja todo en este país”, dice.
Ahora solo les queda rezar y confiar en que Dios escuche sus oraciones y les dé la alegría de tener de regreso a su hogar a su hijo menor. Sin embargo, admiten que los agobia la incertidumbre de no saber nada sobre su paradero ni en qué condiciones está.
“En estos momentos lo que a nosotros nos mata es la incertidumbre, no saber cuál es su paradero, si está alimentándose, si está bien, si duerme, si llora, eso es lo que a nosotros como familia nos duele”, dice Alit Darío.
Por Paola Benjumea Brito